Lograr el equilibrio entre estos dos valores es uno de los mayores retos a la hora de tratar a pacientes con SDRA. En el caso de enfermedades pulmonares agudas, los alvéolos pueden dividirse en tres grupos: los alvéolos que están abiertos y estables, incluso a presión baja (como en un pulmón normal); los alvéolos colapsados, que se pueden reabrir y mantenerse abiertos a presiones positivas razonablemente seguras (pulmón reclutable); y los alvéolos colapsados o solidificados, que no se pueden reabrir (pulmón no reclutable). En función de las proporciones relativas de estos grupos en un determinado espacio de tiempo, los pulmones se pueden clasificar como próximos a ser mecánicamente normales, reclutables o no reclutables. En el caso de un pulmón reclutable, proporcionar ventilación con la intención de reclutar con el nivel adecuado de presión positiva al final de la espiración (PEEP) sería una ventilación protectora. Por un lado, la PEEP eleva las presiones inspiratorias, lo que favorece el reclutamiento de los alvéolos colapsados y hace que el pulmón sea más proclive a aceptar el volumen tidal de manera segura. Por otro lado, un nivel adecuado de PEEP funciona como un estabilizador mecánico, en oposición al desreclutamiento alveolar cíclico durante la espiración y el consiguiente atelectotrauma. La cuestión varía en el caso de los pulmones no reclutables o que están próximos a ser mecánicamente normales: Un nivel de PEEP alto sería excesivo a la par que nada eficaz.
La manera más sencilla de establecer la PEEP para pacientes con SDRA es aumentar su valor al mismo tiempo que se busca una mejora satisfactoria de la oxigenación; pero este enfoque solo resulta acertado en el caso de “pacientes que responden” ya que podría derivar en sobredistensión, especialmente, en pacientes que no responden bien a la PEEP. La medición de la capacidad de reclutamiento podría proporcionar información importante para determinar la PEEP idónea.